La presencia de una tecnología tan importante como el HDR en televisiones y monitores no es nada nuevo. Estas siglas, que vienen de su denominación inglesa High Dynamic Range, representan un estándar que tiene como objetivo principal la representación de colores más luminosos y vivos, mejorando notablemente la experiencia del usuario.
Hasta el momento, los diferentes estándares de esta tecnología nos permiten disfrutar de películas o series con una calidad muy superior. La parte negativa de la misma es que no se aplica con la misma calidad al mundo de los videojuegos. No es sencillo aplicarla porque existen más factores a tener en cuenta, y los dos estándares de HDR más extendidos (Dolby Vision y HDR10+) no terminan de ofrecer al usuario los mismos colores y tonalidades que los diseñadores de videojuegos pretenden.
Estos dos estándares a los que hemos hecho referencia un poco más arriba son relativamente cerrados, lo que hace complicado que los distintos fabricantes puedan acceder a ellos. La buena noticia llegados a este punto la tiene Samsung, y una solución que puede ser clave: HDR10+ Gaming.
Los videojuegos y el HDR no se han llevado bien hasta la fecha
Para entender por qué no existe una gran relación entre el HDR y los videojuegos, es importante explicar que es exactamente el mapeo tonal, un concepto desconocido por el gran público. Se trata de una técnica que permite que nuestras pantallas muestren elementos brillantes que exceden sus valores máximos de nits. Un ejemplo sencillo: gracias al mapeo tonal podemos ver elementos que brillan por encima de los 10.000 nits en una televisión con un brillo máximo de 1.000.
De esta manera, el mapeo tonal consigue adaptar de forma automática el volumen de color y la luminancia de cada escena que aparece en pantalla, algo que se produce en tiempo real. Aquí el problema reside en que las consolas y los PC gaming realizan un mapeo tonal propio a la hora de jugar, por lo que con HDR se produce un doble mapeo que no le sienta nada bien a la calidad de la imagen.
Justo en este escenario nació el estándar HGiG, que permite que el usuario pueda desactivar el mapeo tonal automático y que sea el usuario el encargado de llevarlo a cabo. Esto, que sirve como 'parche', es una solución muy tediosa para el usuario. Cada juego y cada pantalla es diferente, por lo que habría que llevar a cabo un interminable número de procesos de calibración.
HDR10+ Gaming como solución sencilla para el usuario y los desarrolladores
Lo idóneo sería que hubiera una solución mucho más directa y sencilla, que permita que podamos disfrutar de los videojuegos en su máxima expresión y sin dificultad. Ahí entra el HDR10+ Gaming de Samsung, una tecnología que, tal y como explica responsables de la propia compañía en la Newsroom oficial, viene para “hacer que los colores sean más fieles a la visión de los creadores de videojuegos.”
Gracias a este estándar, las pantallas entenderán el motor de los juegos, algo esencial para que muestren la imagen con mayor calidad. Dejando a un lado su funcionamiento (que es excelente), el punto donde verdaderamente destaca la tecnología está en lo sencilla y simple que es.
Cuando decimos esto, además, nos estamos refiriendo tanto para el usuario como para el desarrollador. Tal y como explica Samsung, el HDR10+ Gaming "garantiza que los jugadores obtengan la mejor calidad de imagen sin ningún problema: solo tienen que encender el juego y listo."
Cabe añadir, además, que la tecnología goza con dos puntos clave que la colocan en una posición más ventajosa con respecto a otros estándares: su implementación es gratuita y es de licencia libre, por lo que todo el mundo tendrá acceso a ella. Dos títulos muy importantes como son Cyberpunk 2077 y Red Dead Redemption 2 ya son compatibles, y seguro que en el futuro lo serán muchos más.
Imagen | Samsung
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